Exorcistas

Reseña de Exorcistas: Una idea que se descarrila desde el principio

Exorcistas (The Exorcists) muestra la desesperación de un padre cuando su hija es poseída por una impresionante fuerza diabólica de la que no ha podido ser liberada, por lo que reúne a los mejores exorcistas que existen. Ellos se darán cuenta que esta fue sólo una trampa del demonio para liberar a una fuerza aún mayor.

No hay que equivocarse. Aquí no hay una mala idea, lo que pasa es que, siendo sincero y directo: está mal ejecutada. Un demonio conspirando para reunir a sus víctimas de larga data y así concretar su plan maestro definitivo, no suena para nada mal. Porque contar la historia desde la perspectiva del villano se está volviendo un nuevo encanto por estos días en el cine de terror. Sin embargo, lamentablemente, aquí todo conspira para que lo atractivo se vea deslavado, poco reluciente, para nada convincente.

Lo primero que te saca de la historia son las actuaciones que distan de siquiera convencer. Hay esfuerzos por transmitir la angustia y las dificultades de la situación que los personajes enfrentan, pero no conectan.

Eso decanta en un escenario en el que prácticamente no hay atmósfera. La tensión se erige en un momento y se derrumba al siguiente. El ritmo narrativo trastabilla una y otra vez, sobre todo porque se entrampa en un cúmulo de sobre explicaciones acerca de lo que sucede. Los personajes intentan darle sentido a los fenómenos que enfrentan, pero los actores ni siquiera están convencidos de lo que hacen.

Esto mientras corren de un lado a otro, en lo que es un combinado de convento, parroquia, mausoleo laberíntico interminable, pero completamente injustificado por la trama. Eso deja en evidencia que el manejo de los espacios es paupérrimo y, por la desconexión de los ambientes, los sucesos que se desarrollan parecen persecuciones carentes de sentido alguno.

En tanto, desde un principio, la música induce a sensaciones distintas de lo que te intenta transmitir la imagen. Lo que está en pantalla dice A, la banda sonora implica B. Nunca trabajan en conjunto. Sonidos de connotación siniestra cuando se camina por un pasillo inofensivo, retumbantes ruidos electrónicos cuando se busca expresar ideas; las melodías arrebatan la atención de lo que se cuenta.

La faceta más descarada de Exorcistas se registra cuando intenta emular una obra cumbre en el género, El Exorcista, sólo por el mero hecho de compartir similitudes en su temática. Utiliza hasta la misma fuente para los textos que en su momento utilizó la película de 1973, y ni siquiera le da vergüenza casi calcarle el remate de la acción. Todo parece un poco absurdo.

Exorcistas podría haber sido una gran película de cine Z si un director con más experiencia, decisión y cordura le hubiese sacado más provecho al guión. Está llena de elementos fortuitos y de relleno, personajes que aportan poco y nada, además de ser una experiencia que te deja más risas que sustos.

Deja un comentario