El Planeta de los Simios: Nuevo Reino

Reseña de El Planeta de los Simios, Nuevo Reino: Hay potencial pero se ve opacada por sus sobresalientes antecesoras

La historia de El Planeta de los Simios: Nuevo Reino se sitúa varias generaciones en el futuro tras el reinado de César, cuando los simios son la especie dominante que vive en armonía y los humanos han quedado reducidos a vivir en las sombras. Mientras un nuevo y tiránico líder simio construye su imperio, el joven simio Noa emprende un viaje desgarrador que le llevará a cuestionarse todo lo que sabe sobre el pasado y a tomar decisiones que definirán el futuro de simios y humanos por igual.

Tomar una franquicia que quedó tan en lo alto con las entregas previas era un riesgo tan desafiante como osado. El anhelo de Hollywood por exprimir hasta el hartazgo las sagas exitosas es inevitable y aquí no lo hacen mejor ni peor que sus antecesoras, sólo establecen un equilibrio entre sus debilidades y fortalezas.

Y es que a Nuevo Reino le pesa bastante el hecho de que Dawn of the Planet of the Apes y War for the Planet of the Apes, las dos entregas previas, elevasen tanto el universo como las temáticas que aborda a niveles tremendamente superiores; en comparación con lo que se puede apreciar hoy en esta reactivación de la historia.

La película nunca es aburrida, presenta nuevos personajes, ofrece atractivas escenas de acción, un par de buenos sobre saltos, y además giros importantes en la trama. Eso, además de establecer mínimamente el pie forzado para las muy probables secuelas. Sin embargo, carece del sustento emocional y filosófico del legado al que busca rendirle honores.

Se echan de menos las exploraciones de la naturaleza humana a través de los ojos de los simios; la contraposición de ideas en cuanto a la necesidad de colaboración entre los diferentes para sobrevivir; los planteamientos antibélicos, ecológicos y hasta políticos sobre la construcción de identidad social y el desarrollo comunitario.

En algunas instancias, Kingdom of the Planet of the Apes roza tal profundidad cuando propone el aprovechamiento manipulador de la religión por parte de inescrupulosos, bajo el argumento de alabanza a la figura mesiánica y sus supuestos representantes oficiales. O el caso en que la ignorancia deja a oscuras a un pueblo y en consecuencia su desarrollo se estanca en el aislamiento del resto del mundo. Pero tales aspectos son examinados de manera superficial.

Esto sucede primordialmente porque los protagonistas ven como una especie de mito la existencia de la humanidad. Además, sus sabios y mayores han olvidado todo lo relacionado con César y los acontecimientos que rodearon su existencia. Casi como si quisieran borrar los vestigios de antaño.

En este punto sí se le puede conceder algo a Nuevo Reino, el homenaje a la importante frase: «Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro». Ignorar la historia sólo cierne oscuridad e incertidumbre sobre el porvenir, y reconocer el pasado conduce a enmendar errores, si es que se está lo suficientemente dispuesto a corregirlos.

Aún así suceden cosas curiosas. Deciden extirpar abruptamente a quien podría servir de guía y entregarle sabiduría en el viaje a Noa. O, por otro lado, se produce el quiebre en el vínculo humano-simio debido a siniestras intenciones.

Al mismo tiempo, se echa de menos una banda sonora contundente, con identidad, que se pueda recordar y, además, ante la que se pueda reaccionar. A diferencia de lo que hizo Michael Giacchino, con grandes composiciones como Exodus Wounds o Close Encounters of the Furred Kind; en esta ocasión, el material creado por John Paesano se diluye como algo genérico sin mayores cambios o matices interesantes para lo que se plantea.

El Planeta de los Simios: Nuevo Reino ofrece la entretención justa para cumplir. Sin ser memorable, goza de dinámicas atractivas para el ojo y contados momentos de acción que sorprenden. Decir que no se pasa bien al ver la película, sería mentir. Tiene un par de personajes entrañables que falta pulir y un potencial visual realmente imponente. Pero hay toda una faceta de la saga que se va desvaneciendo aquí. Esa ausencia tiene que ver principalmente con la naturaleza más atractiva de la etapa moderna en la franquicia, además de ser el principal tejido conectivo y sustento emocional para contar una historia realmente contundente. Por eso te deja con la sensación de una carencia. Falta lo que le imprimió Matt Reeves, evidentemente. Ahora, queda pendiente ver cómo evolucionará la historia, después de que se sembraron las primeras semillas de lo que vendrá.

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