Viernes Negro

Reseña corta: Viernes Negro

Después de que un disturbio termina en tragedia en el Viernes Negro, un misterioso asesino inspirado en el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving) aterroriza Plymouth Massachusetts–el lugar donde nació esa festividad norteamericana.

La producción de cine de terror es masiva en el último tiempo. Pero siendo sinceros, son pocas las producciones del género que realmente te dejan algo para después de la proyección. Por eso, cuando un título sobresale entre el mar de producciones genéricas, es justo y necesario resaltarlo. Ese es el caso de Viernes Negro, o Thanksgiving -que es su título original-, la nueva película del director Eli Roth, quien se despacha una verdadera sorpresa.

Después de que un disturbio termina en tragedia en el Viernes Negro, un misterioso asesino inspirado en el Día de Acción de Gracias aterroriza la localidad de Plymouth, Massachusetts –el lugar donde nació la festividad norteamericana-.

Lejos de ser una apuesta slasher sin espíritu, la película bebe de esos clásicos de horror de los 70’s y 80’s, que combinan la sangre con el humor. Lo grotesco y lo cómico se fusionan para alzarse como una sátira de los comportamientos más absurdos de la sociedad estadounidense. En una condena al consumismo desenfrenado, el individualismo, las transgresión del sentido comunitario y la despiadada naturaleza del insensible avance corporativo.

Viernes Negro se trata de una atractiva propuesta que apela a la nostalgia del género, con medidas dosis de gore y unos cuantos giros interesantes en el guión, además de creativas muertes para los protagonistas. La película pone en forma a un Eli Roth que se había mantenido en las tinieblas de la indiferencia con sus recientes entregas.

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