Reseña: Rápidos y Furiosos 9, o cómo la saga se desvió del camino

Dom Toretto lleva una vida tranquila, pero sabe que el peligro siempre acecha. En Rápidos y Furiosos 9, Dom y el equipo se reúnen para impedir un complot a escala mundial, liderado por uno de los asesinos más peligrosos y hábiles al volante. Un hombre que además es el hermano desaparecido de Dom, Jacob.

Lo que promete, lo entrega: explosiones, destrucción, combates y más. Su fórmula la tiene probada y no hay quien saque a la saga de su propio camino hacia la demolición.

(from left) Ramsey (Nathalie Emmanuel) and Dom (Vin Diesel) in «F9,» directed by Justin Lin.

Y con «más» me refiero a una especie de excursión al pasado, como historia de orígenes con Toretto. Lo que añade una faceta del antihéroe, además de un componente emotivo en la trama, nunca antes vistos. ¿Positivo? Tal vez, si el espectador está abierto a pausar la pirotecnia para abrirse hacia el lado más humano del personaje.

Esta novena parte es la más «familiar» de todas, no sólo por la exploración antes mencionada; sino que también porque suaviza el lenguaje, la hipersexualización y los cuerpos no sangran, aunque sean aporreados una y otra vez.

Lo que antes era una franquicia enfocada hacia adolescentes y la figura del macho recio, ahora se modificó para apuntar a un público más amplio. Es que la sobrevivencia de la franquicia depende de llegar a audiencias masivas. Los cambios también responden a una evolución cultural.

Sin embargo, el gran inconveniente que tiene la saga Rápido y Furioso es que, dado un momento, decidió convertirse en una especie de tecno thriller de espionaje con consecuencias de impacto global.

Rápidos y Furiosos 9

Ahí se desvió del camino, porque jamás se podrá poner a la altura de la saga a la que desesperadamente intenta copiar: Misión Imposible. Esa otra serie tiene un mejor grupo de protagonistas, el diseño y la coreografía de las escenas de acción es superior y se toma lo suficientemente en serio como para no quedar coja en sus antagonismos.

Es que Toretto y compañía luchan con villanos caricaturescos, cuyas motivaciones son como berrinches infantiles y cuando logran presentar a alguien interesante, lo dejan encerrado.

Junto con eso, y en esta película en particular, dan con un giro que los hace caer directamente en la comedia de ciencia ficción y fantasía. No es que la historia antes no desafiara las leyes físicas, es que lo que hicieron da para risas burlescas.

Quedan dos películas más, habrá que ver cómo van a resolver y superar el nivel de ridículo que alcanzaron en esos últimos 45 minutos para el olvido de F9. Ah, que quede claro, Fast 5 sigue siendo la mejor.

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