Birds of Prey

Reseña: Aves de Presa, viaje a la colorida locura de Harley Quinn

Despechada e intentando superar un quiebre amoroso con el Joker, Harleen Quinzel reaparece en el cine con Aves de Presa (Birds of Prey) y encontrará nuevos problemas. Al punto de que tendrá a gran parte de Ciudad Gótica persiguiéndola, incluyendo a un peligroso mafioso conocido como Black Mask. Pero su unión con un grupo de mujeres con agendas en común la ayudará a salir de su desesperación.

La película es lo que merecía ese exitoso ejercicio de marketing que conocimos en la forma de Harley Quinn para Suicide Squad: un relato que le diera contundencia a una figura que logró un indiscutible sitial en el inconsciente colectivo de la cultura popular. Probablemente, lo único que vale la pena rescatar de esa antecesora.

Birds of Prey

Margot Robbie ahora mantiene en alto un personaje que enternece a ratos por su ingenuidad. Cuya aguda gracia no falla, sorprende por sus flashes de sabiduría y te conquista por su disparatada forma de ver la vida.

La protagonista realmente padece una inestabilidad mental y por eso funciona la forma en que cuenta su historia. Con quiebres narrativos radicales, saltos hacia adelante, hacia atrás, a veces tira de un hilo, luego lo desecha por algo nuevo. Un paquete que llega compactado con una sobrecarga de humor subido de tono, visuales coloridas, violencia bellamente coreografiada y una banda sonora que nunca deja de ser atractiva.

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En ese combinado, hasta los excesos se sienten justificados. ¿Qué le vas a reprochar a una protagonista demente, que te deja claro desde un principio que te contará los sucesos a su modo? Eso mismo tiene que ver con el evidente discurso de empoderamiento que se establece sin dobles lecturas, desde un primer momento. Quiere despojarse del respeto heredado de una figura masculina y empezar a construirse una reputación propia como mujer. Y, además, en el camino, potenciar sus capacidades al unirse a congéneres que han padecido la brutalidad de la discriminación, el desprecio, los abusos de poder y la pobreza.

Existen algunos personajes que quedan cortos a la hora de cultivar más su historia, por la hiperkinésis del guión. Otros sí tienen el sustento, pero su potencial es desaprovechado al otorgarle un rol muy secundario, como pasa con Huntress. Y un tercer inconveniente viene con los tres tonos pasados de rosca en que se encuentra la interpretación del villano por parte de Ewan McGregor. No está completamente mal, pero a veces raya en la sobre actuación.

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Por otro lado, hay quienes se han quejado por el protagonismo que han cobrado las mujeres en recientes producciones cinematográficas. Eso es justamente lo que ataca la nueva aventura de Harley Quinn. La noción a todas luces errónea de hipersexualizar la figura femenina en pantalla para convertirse en un personaje atractivo y que siempre debe tener un hombre como soporte a su lado. Esto no es un cómic de los 90’s que busca capturar lectores con curvas imposibles; ni aquí el Joker es la carta bajo la manga que une la acción, sino que es sólo un detonante.

Esa independencia y el alejamiento de un complejo universo cohesionado, deja en plena libertad de acción y desenfreno a esta entrega. Es una película que bien podría caer en la liviandad pasajera de Deadpool o la gracia olvidable de Ant-Man, pero en vez de eso Aves De Presa saca a relucir una gran personalidad. Y confirma así, que las adaptaciones solitarias son la más entretenida y mejor forma que tiene Warner Bros. para aprovechar el material de DC Comics.

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